La evidencia nos muestra que estudiantes que mantienen vínculos seguros y saludables con sus profesores/as, presentan mayores tasas de asistencia, mejor rendimiento académico, mayor motivación, mayor capacidad de autonomía y de resolución de problemas. Por otro lado, docentes que establecen vínculos saludables con sus estudiantes, informan mayores niveles de satisfacción y menor estrés laboral. Existe además evidencia reciente sobre cómo el vínculo del niño o niña con la educadora, como figura de apego, es capaz de modificar patrones iniciales. Esto refleja lo significativo de este vínculo y su capacidad de incidir en las trayectorias de desarrollo de las y los estudiantes.
Uno de los espacios de formación más importantes, después de la familia, es sin duda la escuela. El espacio escolar, es de gran potencial formador y transformador para los sujetos involucrados, especialmente niños, niñas y adolescentes. En este contexto sociocultural, la importancia del vínculo docente – estudiante es hoy indiscutible.
No obstante, una dimensión del vínculo escasamente explorada e investigada es la percepción del/la docente sobre el vínculo que construye con sus estudiantes en el aula. Al respecto, algunos señalan estudios que se trata de un ámbito conflictivo y desafiante para muchos y muchos docentes, debido a las múltiples tensiones que implican, que harían que éstos optaran, en algunos casos, por evitar su desarrollo, debido a la emocionalidad que implica. .
Para abordar este desafío, es importante que docentes y profesionales de la educación, adquieran una nueva perspectiva sobre el vínculo y particularmente sobre el vínculo profesor/a – estudiante, así como una mayor comprensión sobre las barreras que pueden impedir la construcción de éstos. Además, es necesario instalar estrategias específicas para superar estas barreras, potenciar capacidades reflexivas y socioemocionales, para fortalecer los espacios vinculares en la escuela, fortaleciendo la convivencia.
A nivel institucional, es importante generar acciones para fomentar una cultura escolar que valore y promueva vínculos positivos entre docentes y estudiantes, brindando espacios de reflexión en este ámbito y el apoyo necesario para el logro de una mayor comprensión sobre los enormes beneficios, tanto para docentes. como para estudiantes, de la generación de espacios vinculares seguros y saludables en la escuela.